Con 265.000 personas, 12 kilómetros de extensión y en el primer tramo de desescalada por la Covid-19, en Hospitalet de Llobregat era prácticamente imposible salvaguardar la distancia de seguridad por el número de personas que salían de casa en los periodos de tiempo establecidos. La sobrepoblación, la planificación urbana y la emergencia sanitaria desbordaron la atención primaria, los colegios y las guarderías de la zona. Actualmente, es la ciudad en la que se encuentra el kilómetro cuadrado más denso de Europa con una cifra de 21.724,3 hab/ km². La desescalada visibilizó la insuficiencia de calles adaptadas al peatón y de zonas verdes en las que poder pasear de forma segura.
Al comienzo de la pandemia, las ciudades con mayor densidad se convirtieron en focos de expansión de la enfermedad.

El 30 de abril de 2020, Madrid y Barcelona sumaban casi el 50% de todos los contagios de España. Tras siete meses, el 1 de diciembre, la incidencia acumulada de los últimos 14 días por cada 100.000 habitantes fue mayor en Palencia -357,19 contagios/100.000 hab.-, Burgos -333,37- o Teruel -341,44- que en Barcelona -167,78- o Madrid -179,83-. Clara Prats, biofísica de la Universitat Politécnica de Catalunya, consideró en una entrevista que la alta densidad de población puede resultar “más preocupante” porque "a más masa forestal para quemar, el riesgo de incendios será más alto. En términos epidemiológicos es lo mismo". El Institut d'Investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer (IDIBAPS) realizó un estudio acerca de los factores climatológicos y demográficos que afectan a la transmisión del virus. Xavier Urra, coordinador del estudio, explicó que los resultados señalaban que la incidencia de la Covid-19 es superior cuanto menor es la radiación solar y mayor es la densidad de población. El Banco Mundial publicó un post en el que no respalda los argumentos en los que la densidad es un factor clave en la propagación del coronavirus. El estudio tomó como muestra los datos de dos indicadores en 284 ciudades chinas, el número de casos por cada 10.000 habitantes y la densidad de población del área urbana. La investigación reveló que la densidad de población es directamente proporcional al Producto Interior Bruto (PIB) por lo que las ciudades densas son las más ricas y, por tanto, son capaces de movilizar más recursos fiscales para hacer frente al coronavirus.
La Covid-19 entiende de rentas
La economía de las familias, al igual que el PIB de los municipios, influyen en el riesgo de transmisión del coronavirus. Carme Borrell, gerente de la Agència de Salut Pública de Barcelona, defiende que la Covid-19 afecta en mayor medida a las rentas bajas que a las altas. Las personas con menos beneficios “sufren condiciones laborales y sociales más precarias”. En los puestos de trabajos en los que es inviable el teletrabajo, la exposición al virus es mayor debido a que deben movilizarse hasta él. El 77,4% de las ocupaciones de los hospitalenses, según el Informe mensual de Atur i contractacions de L’Hospitalet, corresponden a empleos relacionados tanto con el sector servicios como a obreros, artesanos, hosteleros, operadores de instalaciones u ocupaciones elementales. En hora punta las líneas L5 y L1 están abarrotadas, por tanto, el riesgo de contagio es mayor. Paula Luque, vecina de La Torrassa de 21 años y trabajadora de un laboratorio de muestras, asiste al trabajo en metro a las 6 de la mañana y comenta que a esa hora “hay hueco para sentarse habitualmente y es posible respetar las normas de distancia social”.
Hacinamiento en edificios deteriorados
El incremento de ciudadanos, tanto por el Baby-Boom como por la alta migración nacional producida por el éxodo rural -gracias a la industria textil de Barcelona-, no vino acompañado de mejoras de los servicios. En la ciudad los equipamientos públicos escaseaban y las calles se inundaban con frecuencia. El municipio ha pasado de tener 100.607 habitantes en 1950 a 264.923 en 2019, según el Instituto Nacional de Estadística. Entre 1950 y 1969, según el catastro, en Hospitalet se construyeron el 28% del total de los edificios actuales. Los edificios se encuentran en los barrios más densos del municipio como son La Florida y Collblanc-Terrassa. Los hogares están construidos con materiales deficientes y constan de una mala ventilación, en ellos residen familias numerosas donde conviven varias generaciones. Según el anuario municipal, en Torrassa el 16.25% de las viviendas conviven 5 o más personas, en la Florida el 17,40% y en Collblanc en el 14,50% de los hogares viven 5 o más personas. Antoni García, regidor de Esquerra Republicana de Catalunya por Hospitalet, sugiere una rehabilitación de los edificios para adaptarlos a “la nueva realidad” y para ello es importante el “reacondicionamiento de las viviendas”. El paro en el municipio alcanzó en marzo 15.409 desempleados, según el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, por lo que debido a las condiciones socioeconómicas muchas personas se ven obligadas a convivir hacinadas en espacios muy reducidos. Los diferentes inconvenientes en materia de vivienda dificultan los aislamientos y la salud de las familias.

Con uno de cada tres bloques de viviendas construidos a mitad del siglo anterior, el futuro de la planificación del suelo urbano de la ciudad es totalmente incierto. El Plan Director Urbanístico (PDU) Gran Vía-Llobregat ha sido invalidado por el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). La planificación consistía en la cobertura de la Gran Vía desde la plaza Europa hasta pasado el Hospital de Bellvitge, aprobado por el Ayuntamiento y la Generalitat en 2017, y en el que se proyectan una docena de rascacielos para acoger empresas biotecnológicas y la creación de un parque público en la última zona agrícola de Can Trabal. La sentencia dicta su anulación por “vulneración del principio de jerarquía normativa” y por “una carencia insubsanable de competencia”.
A pesar de la gran densidad de población, el ayuntamiento de Hospitalet ha puesto en marcha los proyectos de 11.000 nuevas viviendas, lo que supondrá un aumento de más de 30.000 habitantes sin los servicios públicos adaptados, es decir, con Centros de Atención Primaria (CAP) abarrotados y con los colegios y guarderías rebosados. El Teniente de Alcaldía de Espacio Público, Cristian Alcázar, ha defendido la gestión municipal por el deber del “cumplimiento de las leyes urbanísticas” para el respeto de “los propietarios del suelo”.

La plataforma cívica S.O.S Baix Llobregat i L’Hospitalet ha presentado, mediante un manifiesto, su propuesta de moratoria para los proyectos que pretenden continuar con el aumento demográfico. La asociación ha defendido que ahora es el momento idóneo para llevar a cabo un “amplio proceso participativo” para decidir socialmente “un nuevo modelo urbanístico y territorial”.
El exceso de ladrillo y la salud mental
La salud mental de los hospitalenses también juega un papel importante, y más en tiempos de pandemia. Dos estudios del Instituto de Salud Global de Barcelona demuestran que la presencia de vegetación puede reducir el estrés y favorecer la restauración del cerebro. El municipio tiene 5,50 metros cuadrados de zonas verdes por habitante, según Idescat, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda como mínimo 9. Los vecinos requieren más espacio vital y menos ladrillos. Más calles peatonales y carriles bicis y menos lugar para el coche y, en consecuencia, menos ruido en la ciudad y una apuesta por el comercio de barrio. Llevar a cabo una transformación ecológica desde la educación ambiental impartida en colegios e institutos hasta nuevas políticas impulsadas por las administraciones. La disminución de todos los tipos de contaminación será agradecida por de los ciudadanos. Todos los políticos locales tienen por delante un gran reto por el futuro de la ciudad, los vecinos merecen que las fuerzas dirigentes y la oposición estén a la altura de la segunda ciudad más poblada de Catalunya.
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