top of page

¿A qué precio?

Foto del escritor: José Ramón Ortega MonederoJosé Ramón Ortega Monedero

Las redes sociales pueden ser una herramienta útil para normalizar la salud mental, siempre y cuando se utilice de una forma correcta

Correr por normalizar la salud mental puede perpetuar o cambiar unos prejuicios por otros | José Ramón Ortega

Sin duda, la salud mental, y más en tiempos de pandemia, requiere una desestigmatización social y una normalización plena en todo su sentido. Sin embargo, el proceso para alcanzar ambas metas debe ser el correcto; cada paso ha de estar afianzado por los psicólogos. Parece algo obvio, pero en una sociedad donde el quedar bien de cara a la galería y el opinar de todo sin tener ni idea está a un solo clic, cambiar unos prejuicios por otros o perpetuarlos está a la orden del día. La intención puede ser buena, el resultado, sin darnos cuenta, no tanto. Pero que tire la primera piedra quien no haya hablado sobre algo sin saber. El problema es que un tema tan complejo como la salud mental requiere de unos conocimientos que se estudian durante más de cuatro años. ¿Por qué nos tomamos tanta facilidad para divulgar sobre la conducta humana mientras que con otras ciencias no? Será por lo cercano que nos resulta, pero con más razón debemos dejar hablar y aprender de los profesionales.


Cualquiera que sea un usuario frecuente en Twitter, esa selva que saca lo mejor y lo peor del ser humano, conocerá que tweets relacionados con la salud mental son más que recurrentes, muchos de ellos con miles de “me gustas” y retweets. Y esto no tiene por qué ser perjudicial, el conflicto recae en que muchos expresan un mensaje erróneo que puede ser tomado como una verdad por el hecho de tener 10.000 favoritos. A veces nos cuesta diferenciar que Twitter solo es una pequeña parte de la sociedad y que 50.000 me gustas es un porcentaje minúsculo comparado con la población total que habita en nuestro país. Siempre fue más fácil hablar que escuchar y, en este caso, debatir es vital y la preparación para ello, imprescindible.


Aun así, la llave del verdadero cambio está en la habitación de arriba. Con el registro de la mayor cifra de suicidios en España en un año -3.941 personas se quitaron la vida en 2020- las autoridades competentes deben, cuanto antes, movilizar los recursos necesarios para facilitar la atención psicológica a todo aquel que la necesite. Porque las promesas se las lleva el viento, pero las acciones pueden salvar vidas.

Comments


© 2023 by Name of Site. Proudly created with Wix.com

bottom of page